viernes, 27 de julio de 2018

5 panes, 2 pescados - Evangelio del 29/07/2018 – XVII Domingo T. Ordinario – Jn. 6, 1-15


La Palabra de este Domingo 29 de julio está tomada de San Juan, capítulo 6, versículos del 1 al 15.
La narración de la distribución de los 5 panes y 2 pescados es tan importante que la narran los cuatro evangelistas, brindándonos diversos detalles importantes para su correcta comprensión, interpretación y vivencia.

Antes que nada, creo que debemos aprender a quitarle el título de “multiplicación de los panes”, ya que en ninguna de las cuatro versiones se dice que Jesús multiplicó panes como un mago. El evangelista san Juan habla de este episodio de la bendición y distribución de los panes dentro de un gran discurso sobre el verdadero pan de vida, que se extiende por más de 70 versículos. ¡Qué importante debe ser esta enseñanza para que Jesús y los evangelistas nos insistan tanto en ella! También, creo que nos guste mucho llamarlo “multiplicación de los panes” porque así descargamos toda la responsabilidad en Jesús, y de hecho así sucede hoy: ¿acaso los reclamos de los no creyentes no son de este tipo? ¿si Dios puede multiplicar panes por qué no termina con el hambre en el mundo? ¿si Dios es poderoso por qué no destruye a los malos e impide la maldad sobre los más débiles y los niños? ¿si Dios puede…. por qué no hace nada?

Otra actitud que necesitamos adquirir ante la Palabra de este domingo es la de no espiritualizarla demasiado, o bien, no concluir de inmediato que los panes y los peces significan la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta es una parte bellísima y fundamental de la enseñanza, ¡pero no es toda la enseñanza! 

En su narración, san Juan busca primeramente ayudarnos a asimilar lo que significa realmente ser discípulos de Jesús. Tomando los primeros versículos, se nos dice que Jesús es quien va hacia la otra orilla del mar, que cumple muchos signos, que sube al monte y se sienta con sus discípulos, que la Pascua está ya cerca. Ya estas palabras nos indican cómo comprender la narración que sigue: Dios se va a revelar en Jesús, así como lo hizo en la antigua Pascua, al cruzar el mar, al hacerse presente en la montaña en medio de grandes signos. 

Después, la acción comienza con una pregunta que Jesús hace a Felipe “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” El evangelista indica que esta pregunta la hizo para poner a prueba a Felipe. Es decir, Jesús busca comprobar si sus discípulos han aprendido a ser discípulos, si han comprendido sus enseñanzas y su mensaje, y qué mejor que tocando el tema del alimento y el dinero. Son dos aspectos por los cuales todos los seres humanos nos preocupamos siempre: el alimento y el dinero, como medio para obtener lo que necesitamos y queremos. No hay ningún espiritualismo en esta enseñanza. Un discípulo debe saber cómo relacionarse con el alimento y con el dinero. Y de hecho, Felipe se muestra experto de economía, rápidamente calcula cuánto se necesitaría para alimentar a toda la gente.

Entonces aparece otro discípulo, Andrés hermano de Simón Pedro, quien pone en evidencia al muchacho que trae consigo su “lunch”: cinco panes de cebada y dos pescados. No es que Andrés haya obligado al pequeño a dar lo que tenía. La enseñanza aquí es que el verdadero discípulo de Jesús debe ser como este muchacho: uno que ofrece todo lo que tiene para que el otro pueda vivir. ¿Qué es lo que tú y yo poseemos y no estamos ofreciendo a los demás para que vivan? ¿nuestros bienes materiales? ¿estaremos acumulando y reteniendo los bienes que Dios ha creado para la vida y sustento de todos?  ¿nuestra voz que los defienda? ¿nuestra fe y predicación para que lleguen a conocer a Dios?

A veces nos detenemos a pensar como Andrés: “¿qué es eso para tanta gente?”. Yo imagino el entusiasmo de este muchacho que ofrece lo que tiene, y el pesimismo o desconfianza con la que el discípulo Andrés le responde: “hey, muchacho, no seas iluso, lo que tú ofreces no sirve de nada, no alcanza”. ¿No se repite esta historia también hoy? A veces son otros los que nos dicen: lo que tú tienes no sirve de nada o no basta. A veces nos lo decimos a nosotros mismos; y otras veces ¡somos nosotros quienes dicen esto a los demás!

San Juan dice que Jesús mandó a hacerlos sentar, pues había mucha hierba en aquel lugar. ¿No te recuerda eso de “en verdes praderas me hace reposar, hacia aguas tranquilas me conduce y repara mis fuerzas” del Salmo 23? Era mucha gente, demasiada, la que tenía hambre, y sin embargo a todos Jesús manda reposar en la hierba.

“En seguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer…” El evangelista dice que Jesús dio gracias a Dios por los panes y que Él mismo los distribuyó a los que estaban sentados: ¡Él es el buen Pastor! Los discípulos también se nutren con el alimento que el Pastor provee, y cuando a ellos les toque repartir los panes a los demás, lo harán en el nombre de Jesús. 


Algo que se nos queda grabado de este episodio es la gran cantidad de gente, la necesidad de alimento, lo poco de un muchacho que alcanza para todos con la intervención de Jesús, y la abundancia de alimento que resulta al final, pues recogieron “doce canastos”. Todo esto nos habla de que, materialmente, Dios nos llama a aprender a ofrecer lo que tenemos a todos. ¿No será que el hambre en el mundo no es culpa de Dios, sino de los pocos que hemos acaparado lo que debería bastar y saciar en abundancia a todos? ¿No será que necesitamos espiritualizar menos la Palabra de Jesús y creer más en sus enseñanzas para que nuestro corazón realmente cambie? ¿No será que la verdadera fe en Jesús nos está invitando a gritos a ser discípulos que compartan lo que han recibido para que todos puedan ver que realmente creemos en un Dios, Padre de todos, que es AMOR y A TODOS AMA?¿será que Dios es sólo el Padre de los cristianos, y no del resto de los hombres?

Más adelante, el discurso de Jesús seguirá creciendo y hablará del verdadero Pan de vida, de su carne que es alimento, de su sangre que es nueva alianza. El mensaje de Jesús a sus discípulos no fue comprendido en aquella ocasión, pues al final se nos dice que Jesús se retiró de nuevo a la montaña; buscaban proclamarlo rey justo porque no lograban mirar en Él más que un “multiplicador” de panes y no al Hijo de Dios que vino a iluminar y a regalarnos el don de llegar a ser como Él: hijos de Dios, con el corazón transformado, que miran la realidad como Jesús la ve, que aman y sirven a los que Él ama y sirve. Quedémonos hoy con este simple y concreto mensaje, medítalo, y experimentarás la saciedad en aquello que parecía no bastar para tu hambre. Paz y bien.


También puedes escucharlo desde mi canal en YouTube:



¡Sígueme!





¡CoMPaRTe!

Última publicación

Canto: "Agua de Vida" - de Andrés Degollado - Canta fray alex

Agua de Vida. Descarga este y otros de mis cantos aquí: https://frayalexblog.blogspot.com/p/mp3.html   Agua de Vida M. y L. Andrés Degollado...